
Del 17 al 18 De Octubre: Mi madre y Yo
Taller Mi madre y yo, con Marta Montalvá.
Del 17 al 18 de Octubre 2020
Nuestras células se dividieron y desarrollaron al ritmo de los latidos de su corazón; nuestra piel, nuestro pelo, corazón, pulmones y huesos fueron alimentados por su sangre, sangre que estaba llena de las sustancias neuroquímicas formadas como respuesta a sus pensamientos, creencias y emociones.
Si sentía miedo, ansiedad, nerviosismo, o se sentía muy desgraciada por el embarazo, nuestro cuerpo se enteró de eso; si se sentía segura, feliz y satisfecha, también lo notamos.
ChristianeNorthrup
Marta Montalvá fue una de las primeras personas que me ayudó en mi aventura de empezar a girar la mirada, menos hacia afuera y un poquito más hacia adentro. Cuando me propuso organizar este taller, me sentí afortunada, después de siete años volver a compartir con ella sus enseñanzas, esa forma tan suya de transmitir su sabiduría, dulce, directa y clara. Es un placer presentarte este taller sobre la relación con la madre. En un lugar mágico de Moscari, observaremos ese entramado de sentimientos que tenemos hacia nuestra madre. La relación con ella es la más significativa de nuestra vida, la base sobre la que se construyen las demás relaciones. Marta Montalvá nos mostrará mediante la terapia familiar sistémica, el método ericksoniano, la meditación y la escritura. Si quieres vivir este encuentro con nosotras ponte en contacto conmigo, gracias siempre???
«Pocas experiencias en la Vida son tan profundas como el entramado de sentimientos que tenemos hacia nuestra madre. La relación con ella es la más significativa de nuestra vida, la base sobre la que se construyen las demás relaciones.
Es un vínculo eterno que nos une a pesar de cómo nos llevamos con ella. Estamos hechos de Mamá. Por un lado, nos cocinamos en sus entrañas, estamos hechos de y desde su cuerpo. Por otro, la Madre es parte de nuestra personalidad, de la estructura de nuestra psique.
Ella nos ofrece nuestra primera experiencia de cariño y de sostén, incluso antes de nacer. Este vínculo está diseñado por la Naturaleza para ser una de las relaciones más nutricias, generosas, comprensivas e íntimas que tendremos en la vida: ella es ayuda, protección, alimento, seguridad. Sin embargo, nuestra madre trae su propia historia y circunstancias; y no siempre tuvimos la relación anhelada, sino la real.
Ya en los años tempranos, los niños perciben cuando no hay una conexión segura y estable con su madre. De manera adaptativa e inconsciente, un hij@ se amolda para asegurar su supervivencia, pero no necesariamente de manera saludable. Para muchos, esta falta de confianza, de seguridad, de nutrición presente y disponible, conduce a patrones emocionales y de comportamiento disfuncionales que condicionan su día a día hasta la edad adulta, convirtiendo la satisfacción o la plenitud en un sueño lejano que puede reflejarse en distintas áreas de la vida.
La buena noticia es que podemos crecer fuertes en esos lugares rotos dentro de nosotr@s. Aunque el camino lleva tiempo y algunas huellas nos acompañarán durante largos trayectos, la transformación es posible. Podemos dar calor a nuestras zonas congeladas. Liberar los lugares donde la rabia que quedó atrapada. Crecer donde seguimos siendo niñ@s temeros@s o insegur@s. Soltar las lágrimas que quedaron retenidas. Así, poco a poco quedar disponibles para un presente y futuro más libres y enteros.
La Vida nos requiere».
Marta Montalvá