Son tiempos raros, de cambios, me digo y dices, sin embargo, lo único que creo es que ahora estos cambios son más evidentes. Hemos cambiado la forma de trabajar, o incluso el propio trabajo, la pareja, la vivienda, la forma de bajar a la calle, nuestras costumbres diarias, esas que nos parecían quizá aburridas, sin importancia, de pronto las echamos de menos y al recordarlas una punzada se clava en el estómago. Hemos cambiado la forma de salir a la calle, de saludar, ya no se dan abrazos, ya no se ven las sonrisas e incluso, cuando te cruzas con alguien por la calle, parece que se puede tocar el miedo, hay que mantener la distancia de seguridad.
Nuestra vida, esa que creíamos segura, se ha esfumado y de pronto algo nuevo ha surgido, una nueva vida donde la incertidumbre es la constante, se hace evidente y presente. Y de este modo, yo, incrédula, tenía la convicción de que este fin de semana, se haría la formación de Gestalt, que ese pequeño fragmento de mi vida, ese remanso, se mantendría. Y claro, no, no ha sido así, por supuesto. Al final se suspendió, eso sí, el viernes en grupos reducidos teníamos tutoría, para ver como estábamos, parar y mirar un poco hacia dentro, dejar de fingir que todo está bien, bajar la máscara y poder compartir lo que en ese instante te esta pulsando.
En mi caso, alterada, siento que vomité mi discurso de cambios: nuevo sistema informático en el trabajo, nueva futura compañera de piso, horario de buses, nuevas personas que iluminan mis días…..Me rindo, no puedo más. La tutora me preguntó «¿De verdad, te rindes, Paloma?» Y claro, ahí surge mi impulso de negarlo, negar siempre aunque sea evidente, defenderme y atacar. Aunque….de pronto, me doy cuenta, es cierto, a pesar de todo, aún tengo esa sensación de controlar, de creer que sé gestionarme, de decirme » yo puedo con esto, tranquila, está bien» e incluso en un acto de locura, creo pretender saber lo que va a pasar en el futuro, creer que mi fantasía, mi anhelo, se convertirá en real. Y que ilusa de mi, puedo hacer algo o influir.
Cuando nos estamos yendo, tras hablar de este cansancio, el que produce la resistencia entre el querer controlar y la evidencia del no saber, de los cambios de última hora. Marga, la tutora, nos regala una perla, » Quizá lo contrario del control no sea el descontrol, sino confiar. Estaría bien poner atención en estos tiempos, en aquello en lo que podemos confiar». Volví a casa, pasó todo un día, dos noches, paseo, borrachera, risas y lágrimas con amigas incluidas. En mi salida a correr matutina, me vino de pronto la frase «¿En qué puedo confiar yo?»
Primero pensé en las distintas personas que forman o han formado mi núcleo vital, supe que con todo el dolor de mi corazón, no puedo confiar en ellas, ni ellas en mi, las relaciones están vivas, cambian, donde hoy existe una gran amistad o un gran amor, como canta Ismael Serrano, «el amor es eterno mientras dura». Y aunque durará esa amistad, encontrar al «anam cara», la vida nos hace transitar por circunstancias, que en ocasiones nos impide estar al lado de quien queremos, nos impulsa a alejarnos, dar espacio para que otras personas lleguen y nos muestren otras formas y nuevas miradas.
Luego, pensé en mi misma, sin embargo…… mi cuerpo me fallará y falla en alguna ocasión, mi mente en ocasiones más de las que quisiera también me la juega, pues me critica, boicotea, me hace escuchar o ver partes sesgadas de la realidad, confundiéndome y viendo monstruos para quedarme paralizada, sintiéndome aislada. Esto sé que no es real, aunque en ocasiones mis pensamientos me lo susurren. No, en esto tampoco puedo confiar, ¿En mis sentidos? No, tampoco, son fáciles de engañar.
De pronto he sentido, he escuchado dentro de mi un susurro…… LA VIDA, …la vida, es lo único en lo que realmente puedo confiar. Me ha venido un llanto, una rendición al sentir esa realidad, esa verdad, ese sostén, la capacidad de soltar pues no hay nada que yo pueda hacer, es algo superior a mi. Por un largo rato he sentido que lo único era la vida, nada más.
Luego otro susurro…..AQUÍ, AHORA, ….aquí y ahora, es cierto, eso también es algo en lo que puedo confiar, la realidad es aquí y ahora, si soy consciente y buena observadora, en el aquí y ahora esta todo, está lo único, lo que es real. Creía que no había más en lo que confiar, he seguido corriendo, sintiendo las pisadas de mis pies en el suelo, cómo la tierra me sostenía y amortiguaba, cómo el aire fresco llenaba mis pulmones, las costillas se hinchaban, luego salía el aire, el calor del sol acariciaba mi espalda.
Otro susurro……LA VOZ QUE ME IMPULSA, …la voz que me impulsa, es cierto, está que en los momentos clave de mi vida, me hace girarme por una calle, tomar un avión, coger un tren, presentarme a una entrevista, coger una llamada, escribir un wasap, salir a correr, escribir un blog, decir sí aunque este temblando de miedo. Sí, en ella también confío, es más sabia que yo y cuando le hago caso y no la cuestiono, va mejor, mucho mejor, cuando mi ego se aparta y doy paso algo más allá.
Creía que ya tenía suficientes pilares en los que confiar, sin embargo, otro susurro…..LA HUMANIDAD, …..la humanidad, sí, en eso también confío. A pesar de lo tiempos raros, nos tenemos los unos a los otros, nos cuidamos desde los orígenes, gracias a eso hemos sobrevivido, es lo que nos hace humanos, esa capacidad que tenemos de conectar con el rostro que tenemos enfrente, aunque no nos conozcamos, aunque no tenga el mismo tono de piel, hable una lengua desconocida, vista de una otra forma, crea en algo diferente a lo nuestro, algo nos une, cuando somos capaces de mirarnos.
Este verano, mi corazón se rompió, como a tantos sucede, no siempre las historias de amor acaban con final feliz como en los cuentos. Aunque para mi sorpresa, creo que no es que se rompiera con una fractura sin más, a mi me van las intensidades, creo que explotó, sí, eso debió de ser, pues desde entonces veo a mi alrededor mucho más amor, es como si mi corazón ya no sólo fuera mío, sino que con la explosión ha salido de mi, ahora lo comparto con todas esas personas maravillosas que me han cuidado y cuidan, me dan confianza en que nunca estoy aislada, por muy dura que sea la caída, si sabes mirar, si se mirar, siempre hay una mano extendida, un abrazo que te acoge, unos ojos llenos de amor y ternura, una voz que te susurra «Pequeño saltamontes, esto pasará, duele, pero te prometo que pasará y volverás a reír».
Gracias, gracias por leerme, por compartir un ratito de tu tiempo, deseo que estés bien y demos gracias a la vida, que nos ha dado tanto, como canta Violeta Parra.
Durante mucho tiempo en mi vida me he empeñado en dirigirla, controlarla, organizarme la agenda para que no se me escape nada, y curiosamente lo que se me escapaba era yo.
Desde que la vida me dejo sin suelo bajo los pies, he decidido dejar la claqueta de directora y disfrutar de lo que la vida me va presentando y ofreciendo, quizá no tengo que orquestar nada, pues además….. ¿Quien me creo yo para planificar y organizar a la vida? Así que un sábado cualquiera a las 7 de la mañana salgo de casa rumbo a la playa, para una excursión-meditación por la naturaleza, si puedes asistir con Mar Millán a alguno de sus talleres o salidas a la naturaleza, te lo recomiendo, en esta ocasión acudo a «La naturaleza como oráculo».
Llego mis diez minutos antes, siempre me gusta tener margen, poder respirar relajada antes de que acuda la gente y observar el entorno, ver como el sol empieza a darnos suavemente sus caricias, aunque este día esta tímido, pues las nubes hacen acto de presencia. Antes de comenzar a caminar Mar nos lanza una pregunta al aire….»¿Qué esta obstaculizado tu vida?»………Con esa pregunta vamos haciendo la senda que nos llevará a una Necrópolis bañada por el mar. Al inicio pienso que ahora en mi vida está todo en incertidumbre, no sé nada claramente, los eventos que organizo de momento están en el aire, en tres semanas me vuelvo a mudar a una casa nueva, con nueva compañera de piso, nuevo barrio, en la pareja….mejor no pensar, mi formación en Gestalt tampoco tengo claro si podré retomarla con las circunstancias actuales, mi trabajo como agente de seguros ….. es lo único que me da algo de seguridad, valga la redundancia. Así que por un lado veo todas las posibilidades abiertas y a la vez al no haber tomado aún ninguna decisión siento que no tengo nada.
Sigo caminando, sintiendo como la arena me acaricia la planta de los pies, como prestando atención puedo notar la piedra o la espina antes de que me haga daño, eso sí tengo que estar completamente presente en cada milímetro que apoyo en el suelo, pues así hay tiempo de parar y podía evitar el dolor, hay veces que es inevitable, me voy a mi mente, a mis fantasías y me clavo la piedra. Que diferente es caminar sobre arena mojada y blanda a dura, como entre piedrecitas o losa de piedra….cada apoyo es diferente, sin embargo, aunque unos me son más cómodos todos hacen su función, me ayudan a poder sostenerme sobre mis propios pies desnudos.
Al llegar a la Necrópolis, siento la sensación de haber pisado aquella tierra antes, percibo a las gentes llevando a sus seres queridos hasta allí, el no regresar más en cuerpo y descansar. Me lleno una sensación de fluidez, de ligereza, todo pasa y todo queda como recita Machado y nos canta Serrat. Y allí estábamos nosotros, compartiendo espacio en un lugar antes sagrado, ahora transitado por turistas, caminantes…..antes con sus rituales y comportamientos establecidos, con el paso del tiempo, todo ha sido casi borrado, para dejar su huella han quedado las piedras. Se respira paz y a la vez el mar con fuerza, bravo, nosotros traemos vida y allí había muerte. Es todo a la vez y siento que así es la vida, todo sucede a la vez, tu eres el que decide que quieres atender, ella, la vida se muestra y te lo da todo.
Seguimos por la senda, caminando, pies en contacto con el agua se refrescan, limpian….y la pregunta de Mar sigue estando ahí….¿Qué esta obstaculizado tu vida? ……Claro….si la vida es movimiento, cambio, proceso, lo estancado, lo que obstaculiza te va matando poco a poco. De pronto me viene, que mi relación de pareja anterior, quizá llevaba tiempo estancada, en su propio crecimiento, se había estructurado de un modo que aunque me iba bien, era rígido, no permitía movimiento, ni proceso…. y sentí de nuevo, como las rupturas son oportunidades de vivir de una forma diferente, aunque con dolor, ese dolor nos recuerda que estamos vivos, que aún nos quedan muchos caminos, muchas relaciones por descubrir y profundizar, que nada esta estático mientras vive y menos en este caso yo, pues yo decido la vida, el movimiento y el proceso.
Al regreso Mar nos invita a que reflexionemos sobre otra pregunta…..»¿Qué es lo esencial?» …..Caminando lo desandado me doy cuenta, cómo si de pronto se hubiese encendido la lámpara…..ya no se trata de las relaciones con los otros, con el exterior, con los demás…..¿Que me pasa a mi conmigo? Veo como siempre anhelo el contacto con el otro, observando bien esa acción, me llega que me estoy impidiendo el contacto sincero conmigo, me doy cuenta como el obstáculo en mi vida era yo misma, haciéndome sombra para no verme, sin embargo, la que siempre ha estado a mi lado desde pequeña, en el parvulario, en el colegio cuando las niñas no me querían, el primer chico que me gusto y no me miraba, cuando me examine para el carnet de conducir, cuando me separe de mi primer gran amor, cuando me casé, cuando me divorcie, cuando cogía un millón de vuelos y comencé nuevas vidas, en las despedidas de mis seres queridos, en mis noches de soledad amarga, en mis borracheras, en mis salidas a meditar caminando…….siempre he estado yo, lo esencial es mi relación conmigo, y de mi depende como la quiera vivir, si llena de comprensión, amor y atención, o con máscaras, engaños y exigencias, pues al final serán reflejos para el resto de relaciones.
Cada vez tengo más claro que cada persona que me cruzo, me da más luz y comprensión para conmigo misma, no podía imaginar que un sábado por la mañana, rodeada de tanto amor y compañía, me daría aquello que estaba anhelando, el contacto conmigo misma.
Después de una fuerte tormenta, el velero estaba a punto de naufragar, de pronto diviso tierra, allí a lo lejos había un puerto seguro, las corrientes y brisas marinas lo atrajeron hacia allí.
Durante varios años en el puerto, pudo ser restaurado, reconstruidas sus partes más dañadas, con mucha ternura, mimo, comprensión, entrega, escucha. De pronto un día el sol volvió a brillar en lo alto del cielo, las gaviotas emprenden el vuelo y de pronto la brisa que lo había impulsado hacia ese puerto seguro, ahora le indica que es hora de marchar.
Aquella parada era solo una etapa más del camino, de la aventura que tiene por delante.
Pues por muy bien que se esté en puerto seguro, los veleros están hechos para navegar, arriar velas y que los vientos y las corrientes los lleven a recorrer nuevas experiencias.
Al inicio, de pronto, cruje la madera, hay miedo, incertidumbre por lo que depara y espera allá lejos en el horizonte, dudas de si resistirá, si volverá de nuevo otra tormenta y esta vez no tendrá el puerto donde refugiarse. Sin embargo, ya está en movimiento, las velas impulsadas, las corrientes deslizan el barco y le llevan hacia su nueva etapa, llena de sorpresas, músicas, risas, gritos, lágrimas, quizá nuevos puertos e islas.
Han pasado varios días, ya no hay tierra a la vista, aquel puerto seguro que tanto amor y cuidado le dio forma parte del recuerdo, que se queda por siempre grabado en un rincón de la quilla.
No quiero olvidar que como el velero, la vida nos impulsa siempre hacia nuevas vivencias, estoy hecha para vivir aventuras, cómo decía Joseph Conrad «Creía que era una aventura y era la vida«. Aunque como el velero en ocasiones hay miedo y vértigo, voy a aliarme con él y a ver que nuevas rutas descubrimos.
Gracias por leerme y acompañarme en esta travesía, ojala te resuene o mueva algo y quieras compartirlo conmigo.
» Creí que era una aventura, y era la vida» J. Conrad
Uno de los descubrimientos del confinamiento ha sido la comida macrobiótica. Había oído hablar de ella, es cierto, pero era virgen totalmente en cuanto a comerla o cocinarla. Todo empezó por un curso que me «llegó» sobre depurar el hígado, de Rosa Tutores, si no la conoces, te recomiendo mirar algún video suyo por youtube o visitar su web, contagia la pasión y el mimo que le pone a cada receta.
Pues así, de casualidad, como tantas cosas que suceden y nos hacen crecer, de pronto algo dentro de mí me dice «estoy hay que probarlo y a ver qué pasa». Y pasó, durante un mes mi cuerpo ha tenido más energía, no hay hinchazón de estómago y curiosamente también mi mente se ha relajado y las emociones son más claras.
En principio mi idea era hacer la dieta un mes, así que cuando pasó el mes volví a la carne, pasta, huevos, pan, azúcares……la comida de antes, y claro a los tres días sentía que mi estómago estaba muy enfadado conmigo y como revancha no paraba de doler e hincharse, mi energía ya no era la misma y mi mente volvía a hacer de las suyas. Entonces comprendí que ya no podía abandonar la dieta, cuando fui a s,arborçar ecotenda, a comprar el seitán y la pasta de trigo sarraceno. Eva y Mar mis «herboristeras» favoritas me dijeron «una vez comienzas, ya no hay vuelta atrás». Y algo dentro de mi asistió.
Esa frase, la he escuchado y sentido varias ocasiones en mi vida, esas acciones que no sé muy bien por qué debo hacer, algo dentro de mi me impulsa. De pronto recordé aquel retiro de silencio en Altea, que marcó rumbo en mi vida, cuando un compañero me dijo, «una vez empiezas, ya no hay vuelta atrás» en aquel momento fue el mundo del crecimiento interior, la meditación, la aventura de observarme y empezar a conocerme, también mi inicio empezó con ese pensamiento curioso «voy a ver qué pasa» y parece que es cierto, ya no puedo dejarlo, pues a mi cuerpo, mente y ser les hace bien, y de un tiempo a esta parte he decidido apostar por lo que me hace bien y alejarme de aquello que me daña.
Me ha dado por pensar que quizás el venir aquí, a la vida, también surgió con un «a ver qué pasa» y una vez estamos, ya no hay vuelta atrás. Hay determinadas acciones, y benditas acciones que se nos presentan con toda su ingenuidad y detrás se nos abre un nuevo mundo, un camino que nos hace ver y sentir distinto, y una vez lo ves, lo sientes ya no puedes volver a viejos patrones. A partir de ahí, no hay vuelta atrás, así que voy a seguir con mis inocentes » a ver qué pasa» y dejaré que la vida me siga sorprendiendo.
Gracias por acompañarme en esta aventura, si quieres compartir tu reflexión o expesar alguna opinión, aquí eres bienvenid@. Salud y buena vida ?
A veces tengo la sensación de que empeñarme en entender la vida, ahora, justo en este instante, con las circunstancias actuales, lo único que consigue es paralizarme y no consigo ver nada con claridad. Sin embargo, poco a poco voy observando que, cuando doy espacio a mi no saber y tiempo, todo encaja y tiene sentido. El año pasado decidí crear un blog, escribir mis vivencias, emociones, compartir un poco de mi. Lo llamé “s’embat”, por un viento mallorquín cuya característica es que sopla hacia el interior. Muchas respuestas para mi aparecen siempre que voy hacia dentro, a veces es cierto,me surgen más preguntas, sin embargo al final, quizás lo importante y más interesante radica en la pregunta.
Debido al estado de alarma, el “s’embat” en vez de viento ha sido huracán, en varias ocasiones he conseguido habitar ese espacio interior, unas veces ha sido suave y cálido, otras doloroso y con vértigo, en otras comienza con una voz que me susurra algo, algún proyecto, idea, lugar, persona….los primeros días del encierro sentí que deseaba crear algo para compartir, de pronto lo vi, tenía que unir mis pasiones, compartirlas y qué mejor forma para mostrarme que mediante una Web.
Así que de pronto me vi hablando con mi amiga Marta Bonet para desarrollarla, empezó a hacerme preguntas: claro si quieres mostrarte, primero hay que ver qué tienes para mostrar y saber cómo quieres mostrarlo. Fue un ejercicio donde me desnudé y me miré frente al espejo, curioso lo dura y exigente que soy a veces conmigo, una enseñanza más de “s’embat”. Esa misma semana, en el programa “El bosque habitado”, de Radio 3 entrevistaron a Joaquín Araújo, recordé cuando hace dos años lo vi por primera vez y escuché la palabra «atalantar», de nuevo volvía a escucharlo, y a sentir esa palabra…..llamé a Marta, «ya sé cómo quiero mostrarme, soy atalantadora». Poco a poco iba concretando, eso que tanto me cuesta, o mejor dicho, eso que me había contado, que lo mío es divagar, el aire, las ideas. Sin embargo, esta vez siento que hay que materializar, tocar tierra, concretar.
Tengo la creencia de que la vida, siempre nos da lo que necesitamos en el momento perfecto y de pronto apareció el libro de Pema Chödrön, Cuando todo se derrumba. Para mi un libro sanador, cada frase hace que algo en mi interior se relaje. Son verdades que en ocasiones se me olvidan, como que nada es lo que pensábamos y mucho menos después del confinamiento.
Siempre bailamos con la incertidumbre, es cierto, sin embargo, ahora lo vemos más evidente en muchos aspectos de nuestras vidas, no podemos saber cuándo volveremos a volar, podremos ir a ver una obra de teatro, cenar en nuestro restaurante favorito o volver a abrazar a esa persona….Lo curioso es que esa incertidumbre siempre ha estado ahí y ahora la vida nos la hace más evidente. Así que dejo un lugar al no saber, me muestro así, me permito ser vista y aquí te presento mi web, hecha con amor, ilusión y ganas de compartir. Te invito a cotillear por ella, a preguntarme, a compartir tus sensaciones, tus emociones y vivencias. Sigo bailando con la incertidumbre, pues de momento todos los eventos están paralizados, se harán seguro, sin embargo dejo el cuándo a la preciosa incertidumbre del momento.
Me gustaría acabar este post con una frase del libro de Chödrön el cual me parece un poema y a la vez un lema para vivir «Ubicarnos orgullosamente en medio de nuestra vida, sabiendo que es un mándala sagrado».
Desde pequeña siempre he sentido ese impulso vital, no puedo estarme quieta, tengo la necesidad de moverme, de actuar, de vivir. Mis padres, bueno sobre todo mi madre en alguna ocasión me ha comentado que incluso mi llegada al mundo fue así. Querían disfrutar un tiempo de casados y al cabo de unos 2 años, tener niños, sin embargo, a los dos meses de casarse, mi madre se quedó embarazada de mí, me urgía venir a este mundo, lo de esperar no es para mí. Esa urgencia la vivo en mi día a día, en ocasiones soy consciente de ella, en otras tantísimas, me hace moverme a impulsos, en ocasiones me favorecen y en otras, quizá…..no tanto.
Tengo la creencia de que somos capaces de re-construirnos, y de un tiempo a esta parte, empiezo a sentir lo bueno que es poder observar esta urgencia de vida, sin por ello tener que seguirla como caballo desbocado, este es un propósito para esta nueva vuelta al sol, permitirme un margen para observarme, respirar y si así surge, realizar el movimiento de forma consciente.
Hay una palabra que últimamente escuchó bastante, ya te he hablado de mi quiropráctico(http://sembat.home.blog/2019/08/09/por-las-nubes/). Pues cada vez que voy a su consulta, me dice «Bienvenida Paloma». Cuando lo escucho o incluso ahora al escribirlo, no puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas.
Que bueno es sentirse acogido con amor. Por eso mismo voy a acogerme con amor a mí misma, a la fuerza creadora de la vida y para honrarla siento que solo hay dos formas, agradeciendo y confiando. Así me entrego agradecida y confiada.
Gracias por leerme, por acompañarme y bienvenida a este pedacito de mí.
Dicen que vienen tormentas y lluvias por mi tierra, si en estos días tienes la suerte de que llueva cerca de donde estás, la semilla que me gustaría compartir contigo es que salgas a pasear bajo la lluvia, sin urgencia, sin prisa, con los sentidos abiertos para captar esa limpieza que nos regala la lluvia, la brisa o vendaval, la ligera llovizna o lluvia torrencial, me encanta salir a pasear en esas tormentas, sin rumbo, solo disfrutándome. Salud y buena vida?